“Me recibí de ingeniero agrónomo en 1995 y enseguida empecé a trabajar en ganadería. En la Facultad veíamos muy poco de nutrición animal, sabíamos cómo hacer el alimento pero no qué ocurría de la boca para adentro. Busqué llenar ese vacío porque entendía que era clave para hacer una tarea eficiente. En 2000, hice el primer curso de engorde intensivo con Oscar Melo, Catalina Boetto y Ana Gómez Demmel, en la Universidad Católica de Córdoba; luego uno de recría y siempre vuelvo para actualizarme. Me cambió la vida. A mí, como profesional y ganadero, y a mis clientes”, dijo a Valor Carne Juan Sanucci, productor y asesor técnico en Huinca Renancó, Córdoba.
Una década atrás, en la zona, las dietas de terminación llevaban el 90% de maíz y el 10% de un balanceado comercial como única fuente de proteínas. Para formularlas, los profesionales usaban tablas especiales pero lo calculado no siempre coincidía con lo que se veía a campo. “Había muchos problemas de acidosis. Los animales se empachaban y había que tenerlos con rollos unos días. La ganancia de peso era despareja y el engorde llevaba más de 100 días. Algunos productores siguen trabajando así”, contó.
Y agregó que “como agrónomos, sabíamos que el animal necesita ingerir dietas con el 12% de proteínas, pero no nos dábamos cuenta de que hacía falta otro tanto para alimentar las bacterias del rumen. Por eso, los cálculos nos quedaban cortos”. A partir de la capacitación, Sanucci entendió el metabolismo del rumen y empezó a usar el software que le proporcionaron los especialistas para balancear la dieta. Incorporó silo de planta entera de maíz, pellets de soja y de girasol como fuentes de proteínas. “El engorde se hizo mucho más eficiente y parejo, los animales siempre están bien, y nunca más tuvimos olores desagradables en el corral, que se originaban por la digestión del almidón”, aseguró.
Otra ventaja del balanceador de dieta es que se puede usar a campo. “Con las tablas de cálculo, había que hacer cuentas y cuentas. En cambio, el software simplificó todo, es práctico. Uno ve la tropa, mira que hay para darle de comer y puede armar una dieta balanceada en pocos minutos. Lo que sale en la pantalla acompaña lo que se ve en el terreno”, subrayó el profesional.
Los cursos de nutrición de MBG Ganadería, una consultora que formaron los docentes, incluyen además otro programa informático que permite calcular los forrajes necesarios durante todo el ciclo productivo y presupuestarlos. “No hubo más desperdicio de alimentos, no sobra nada, estabilizamos los engordes en años lluviosos y secos. Así, en poco tiempo, pudimos intensificar todos los planteos, achicar la superficie ganadera y duplicar la carga”, afirmó.
En la práctica
Actualmente, Sanucci asesora cinco establecimientos ganaderos. Además, hace cuatro años, junto a su familia y un amigo, alquiló un campo de 600 ha. llamado Los Hermanos. Es un establecimiento pequeño para la zona, en donde se trabajaba con 2 cabezas por ha., haciendo recría e invernada, y hoy se llegó a las 7 cabezas por ha ganadera. “También en nuestro caso, la base fue la intensificación. Hicimos inversiones en maquinarias y personal, pero nada imposible. Aprovechamos todos los cultivos para hacer carne, salvo parte de la soja que se vende”, explicó. El maíz se transforma en silo o se utiliza como grano y algo de soja se canjea por expeller.
En Los Hermanos, los animales entran 150/180 kg y se venden con 440 kg. Compran Angus, Hereford o sus cruzas buscando que estén bien criados, al pie de la madre. “Hasta pagamos un poco más a los criadores que hacen las cosas bien”, destacó.
Los terneros se recrían sobre alfalfas y verdeos, cambiando las parcelas diariamente y suplementado para balancear la dieta; si hace falta, encierran la recría en julio, agosto y septiembre. “Uno trata de adecuar la carga durante el invierno para luego exprimir al mango las alfalfas, que tienen una producción muy concentrada y ofrecen una dieta balanceada. Finalmente, se terminan a corral o con suplementación. Con este modelo cuadruplicamos las ventas: pasamos de 180 a 800 cabezas por año y embarcamos novillos mucho más jóvenes, con dientes de leche. Por lo pronto, se destinan al consumo, pero si se revitalizara la exportación estamos preparados”, enfatizó.
En mayo de 2013, el trabajo de Sanucci fue distinguido en el concurso del “novillo terminado” que organizó la Sociedad Rural de Huinca Renancó, en el que participaron 350 ejemplares de diferentes categorías, según dentición y peso. Una vaquillona de 380kg de Los Hermanos ganó el primer premio y un novillo de 485kg, el segundo. “Lo más importante es que pudimos mostrar como estamos trabajando. El jurado valoró la conformación y terminación y la calidad de los cortes”, explicó con orgullo.

Los premios recibidos en el concurso del “novillo terminado”.
Para Sanucci, la ganadería está avanzando hacia un modelo más eficiente, basado en el conocimiento. “Ya no se trata de largar los animales al campo y después engordarlos. Hay que llevar adelante una tarea profesional tanto en la recría como en la terminación. Quedó atrás la dieta con un 90% de grano que, además de ineficaz, distorsionaba el sabor del producto. Ahora, no tiene más del 50% de maíz, el 25% es fibra y el resto es proteína. La incorporación de una buena cantidad de fibra hace que el producto siga teniendo su sabor tradicional. Con este tipo de animales se distingue la calidad de la carne argentina”, concluyó.
Información sobre los cursos de nutrición animal de MBG Ganadería: http://www.mbgganaderia.com/
MUY BUENA LA NOTA, SOLO ES CUESTION DE PONERLO EN PRACTICA, AUNQUE SEA EN FORMA GRADUAL PARA DE ESA FORMA PODER VER EL CAMBIO Y SEGUIR REINVIRTIENDO HASTA LOGRAR EL OBJETIVO FINAL.
Muchas gracias Luis, desde Valor Carne continuaremos mostrando casos que contribuyan a la modernización de la actividad.
..la verdad muy interesante, soy estudiante de agronomía y puntos de vista como este son los que te dan ánimos para seguir apostando a la actividad ganadera.