“Con algún excedente y aprovechando la muy buena relación soja/vaquillona, en 2004 compramos 49 vaquillonas preñadas para dar inicio a la cría con la idea de aprovechar los bajos alcalinos y las cañadas. Luego, la ganadería fue avanzando sobre el 20% agrícola, triplicamos la producción de carne y el margen bruto equiparó al de la soja”, dijo Carlos Bunge (izquierda en la foto) que, junto a su hermano Alberto (derecha), presentó su caso en las recientes Jornadas Ganaderas de Pergamino.
De familia de tradición agropecuaria y siendo ambos agrónomos, los Bunge están al frente del establecimiento “La Merced”, ubicado en Pergamino, Buenos Aires, que también pertenece a Sara y Eduardo, otros dos hermanos. “En 2006, con la fuerte caída del precio de la hacienda por el cierre de la exportación, muchas empresas salieron del negocio y nosotros redoblamos la apuesta: tomamos un crédito y crecimos en vientres. A partir del 2009, cuando la hacienda se recuperó y mejoraron los márgenes, apretamos el acelerador, aplicando toda la tecnología disponible, desde pasturas de alta productividad a entore precoz de vaquillonas, además de medir los resultados productivos y económicos”, intercedió Alberto.
Desde entonces, el rodeo se manejó en forma cerrada. “No compramos más vientres, crecimos con reposición propia, así evitamos gastos comerciales y riesgos de introducir enfermedades. Sólo adquirimos toros en cabañas reconocidas, que producen terneros de bajo peso al nacer”, puntualizó Carlos. Y subrayó: “es un modelo sencillo, lo llevamos adelante con una sola persona a campo”.
Así las cosas, en este ciclo, darán servicio a 200 hembras, sobre 48 ha de pasturas y 35 ha de campo natural. “En los últimos cinco años, logramos un promedio del 95% de preñez, incluso en sequías e inundaciones que son bastante frecuentes”, detalló.
A los bifes
La Merced arrancó produciendo 14/15 mil kilos de carne por año y fue creciendo de la mano de la aplicación de tecnología. “Entre 2006 y 2009, como aumentábamos el stock para lograr más terneros, no podíamos romper la barrera de los 22 mil kilos. Entonces, incorporamos la primera pradera, base trébol rojo. Nos peleábamos entre nosotros: ‘cómo vamos a hacer una pastura en suelo agrícola’, decíamos. Finalmente, nos decidimos y, ahí, empezamos a producir más”, recordó Carlos.
Después, sembraron otras praderas base alfalfa, con fuerte fertilización inicial y re fertilizaciones en cada ciclo. “Al tener poca superficie de pasturas, que le habíamos quitado a la soja, no nos podíamos dar el lujo de producir poco. Aplicando altas dosis de nutrientes, el sistema explotó: rápidamente llegamos a los 28 mil kilos de carne”, relató. “Otra cosa que nos cambió la vida fue incorporar silaje de maíz: en los últimos dos años, nos estabilizamos en 37 mil kilos”, agregó Alberto.
Un aspecto a destacar es que La Merced logró una fuerte sinergia entre la agricultura y la ganadería. Un ejemplo es la novedosa rotación soja de primera, raigrás y maíz tardío, que tienen muy bien ajustada. Así, en dos años hacen tres cultivos, dos de ellos gramíneas, con lo que hay un buen aporte de materia orgánica al sistema. Además, al sembrar el verdeo con avión, anticipan el primer pastoreo de las categorías de recría y engorde.
“No inventamos nada nuevo, pero nos funciona muy bien. Los márgenes brutos en los últimos cinco años, medidos con la metodología CREA, promedian los U$S/ha 389. Y esto equivale a un alquiler a valor soja de 13 a 14 qq/ha, que es lo que se podría obtener con nuestro campo”, aseguró Carlos.
Los Bunge están convencidos de que aún están lejos del techo productivo. La idea es alcanzar los 47 mil kilos, reteniendo las hembras y engordándolas a corral. Y un paso más adelante sería llegar a los 58 mil kilos haciendo lo mismo con los terneros, que hoy deben vender al destete por falta de pasto. “Necesitamos ponerle un segundo piso al campo. Ya solicitamos un nuevo crédito bancario para comprar vientres, hacer más alimentos e instalar corrales. Ojalá no se complique por la situación financiera del país”, planteó Alberto.
El caso La Merced fue nominado para el premio Excelencia Agropecuaria al mejor productor ganadero, otorgado por La Nación-Banco Galicia. “Nos llena de orgullo haber llegado hasta ahí. Creemos que nuestro esquema lo puede aplicar cualquier productor de la región pampeana, más allá de la escala. Es una forma de reincluir la ganadería, la pieza que da sustentabilidad a todo el negocio”, finalizó Carlos.
Por Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne.
Con respecto a las Jornadas Ganaderas de Pergamino, existe la posibilidad de conseguir las conclusiones de José Santinelli, sea video ó un resumen.
Muchas gracias
Carlos