Luis Bameule (hijo) es Lic. en Adm. de Empresas y Director de Agritur San Luis, una firma que hace ganadería intensiva en el norte puntano, cerca del límite con La Rioja, en una zona marginal con precipitaciones de 450 mm anuales. El empresario, a cargo del manejo del establecimiento, contó cómo impactó la seca en un modelo de cría donde tanto el riego como las lluvias son indispensables para que el negocio cierre. Y también explicó por qué el entorno macroeconómico les causa mayores perjuicios que los avatares climáticos, desde que iniciaron un fuerte plan de inversiones 12 años atrás.
“Empezamos la actividad de cero. El agua subterránea de calidad y el clima seco eran una oportunidad para producir carne, aunque había que poner un montón de plata. Acá, las lluvias no cubren las necesidades de un planteo intensivo, apenas se podía tener una vaca cada 40 ha. Entonces, el riego y el manejo holístico de pasturas megatérmicas en secano nos permitió lograr rindes parecidos a los pampeanos con tierras muy baratas”, recordó Bameule, aludiendo a una zona donde varias empresas han desarrollarlo un polo de regadío de 30 mil ha y Agritur es la única dedicada a la ganadería.
El campo se encuentra en una especie de hoya formada por las sierras de San Luis, San Juan y La Rioja, por lo que toda el agua que cae va a la napa. “Con nuestra inversión, aprovechamos un recurso que estaba desperdiciado”, afirmó, aclarando que la puesta en valor, además de equipos de riego, incluyó el desmonte selectivo, infraestructura, instalaciones, pasturas, cultivos de granos y un rodeo Braford de calidad.
Un siglo atrás las compañías de ferrocarriles habían talado quebrachos y algarrobos para hacer carbón y luego esos ambientes fueron ocupados por malezas, espinillos y otras arbustivas. “Entonces, nuestro primer paso fue hacer un rolado selectivo, respetando los árboles que quedaban, e implantar más de 5.000 ha de megatérmicas que dan buen pasto a los animales durante el verano”, contó. Y aclaró: “Aquí, en años normales, sólo llueve desde fines de octubre a medidos de abril y luego no cae una gota”.
Al mismo tiempo, desarrollaron 1.100 hectáreas con círculos de riego donde pivotes y bombas brindan agua en el momento en que los cultivos lo necesitan. Con esa tecnología hacen maíz y soja (para suplementar durante el invierno), alfalfa (para pastoreo directo o corte) y verdeos (en años de menores precipitaciones).
“Para nuestro modelo, no sólo hace falta el riego, sino también las lluvias que, aunque son escasas e irregulares, resultan indispensables. Así, obtenemos, por ejemplo, un promedio de 90-95 qq/ha de maíz y tasas de preñez arriba del 90%”, señaló.
Cuando el agua no cae del cielo
Agritur empezó con 5.000 madres haciendo ciclo completo para exportación, pero pronto advirtieron que era demasiada carga para el campo. “La zona es extremadamente dura y aunque haya llovido, ese mismo día puede haber caído granizo o un tornado, entonces se pierde gran cantidad de maíz. Además, hacía falta mucho personal para recorrer kilómetros en camionetas; y en lugares tan marginales todo es difícil, desde conseguir la conexión a internet a equipos sofisticados y gente capaz de manejarlos”, explicó.
“En otros países un modelo de este tipo, que requiere alta inversión, probablemente hubiese andado mejor pero aquí con la alta carga impositiva, el cepo y las retenciones, el negocio no funciona”, lamentó.
Entonces, la decisión fue bajar de a poco la carga. “Buscábamos llegar a un stock de madres que en años de lluvias normales pudieran pasar el invierno en secano sin necesitar un tractor con una tolva repartiendo alimento. Si de repente hay que hacer una suplementación estratégica, bien, el modelo es flexible, pero si es lo habitual significa un dígito más en costos”, advirtió Bameule.
Así llegaron a las 3.000 madres, dejaron atrás el ciclo completo y se abocaron a la cría. Desde hace tres o cuatro años venden terneros, en lo posible recriados, y desarrollaron una pequeña cabaña para vender toros aggiornados a la zona que es mucho más difícil que Corrientes. “El nuevo modelo ha permitido que en años en que ha llovido bien el campo sea rentable. Pero no podemos pensar en mucho más, porque no siempre el agua cae del cielo y el riego siempre significa extracostos”, aseveró.
¿Y la actual sequía? La falta de agua extrema que está viviendo el país, al norte puntano le tocó fuerte el año pasado. “Sin el cambio de planteo, hubiésemos sufrido un golpazo. Con la cría zafamos un poco mejor, aunque hubo que sacar los terneros con 100-120kg en vez de los 180-200 kg habituales, los índices de preñez cayeron del 90 al 75% y se vendieron muchas vacas vacías”, reveló, subrayando que estas pérdidas ocurrieron a pesar de haber aplicado toda la tecnología disponible. En tal sentido, se hizo destete hiperprecoz, suplementación de las madres y siembra de verdeos por avión sobre los maíces, para tener pasto lo antes posible. “En la última primavera llovió, hemos podido alimentarlas y esperamos que, en abril, cuando hagamos los tactos, tengamos buenas noticias”, pronosticó.
Detrás de la sequía
El equipo humano de Agritur, de 14 personas, está acostumbrado a lidiar con la escasez de agua. “Los fenómenos climáticos nos causan pérdidas frecuentes. La mayor es la actual sequía, que nos significa un atraso de dos años para poder recuperar el rodeo, pero el marco regulatorio del país ha tenido un impacto negativo muchísimo más importante en nuestras cuentas”, aseguró.
Uno de los problemas es el IVA de la inversión inicial, que genera consecuencias al día de hoy. “Los primeros dos o tres años fueron de enorme desembolso, hacíamos desmontes selectivos, armábamos círculos de riego e instalábamos kilómetros de acueductos”, indicó, recordando que todo lo que es inversión tiene un IVA de 21% mientras la hacienda está gravada con 10,5%.
Entones, esa diferencia genera un crédito fiscal que sólo se puede utilizar para restar contra ventas. “Acumulamos millones y millones de dólares en las cuentas de AFIP, un montón de plata que no podemos descontar. Es más, pagamos un 27% de IVA por la energía, que tampoco se puede aprovechar”, aseveró Bameule, subrayando que la electricidad les representa el segundo mayor costo operativo después de la gente.
Pero no es el único aspecto macroeconómico que frena a la ganadería intensiva. “Por ejemplo, nosotros tenemos un parque solar para bajar esos costos y el service está en Chile, no tienen representación en la Argentina por la situación que se vive. Y hace cuatro meses que estoy pidiendo autorización para enviar fondos al exterior y pagar un mantenimiento, son 7 mil dólares, nada, pero siempre me rebotan. No voy a fundir al país, por el contrario, voy a beneficiarlo produciendo en una zona marginal”, justificó.
Los diferentes tipos de cambio, la inflación y las regulaciones al comercio exterior generan otros perjuicios. “Queremos ampliar nuestro parque solar, que hoy nos brida el 25 a 30% de la energía. Utilizamos tecnología alemana, pero ni siquiera puedo pedir un crédito que se repagaría solo, porque reemplaza esa energía eléctrica. El banco me dice que sí porque tengo un proyecto listo y ellos cuentan con una línea especial para energías alternativas”, contó. ¿El problema? “No sé cuándo me darán permiso para importar ni cuál será mi tipo de cambio en ese momento, entonces tampoco sé cuánto pedirles, cómo llegar a un número y no quiero sacar un préstamo en dólares, el riesgo es muy alto”, respondió. Y agregó: “Además, con una inflación tan alta, no puedo pedir pesos para tenerlos dormidos perdiendo valor hasta que me den esa autorización. Y encima, a la hora de comprar los equipos, tendría que pagar más porque el dólar valdría distinto”.
Para finalizar, Bameule reflexionó sobre la oportunidad de hacer ganadería en zonas marginales. “Estamos acostumbrados a vivir con la soga al cuello midiendo cada milímetro de agua, algo que en la pampa húmeda no sucede, aprovechamos un recurso cada vez más valioso, con un modelo rentable y sustentable, y podría haber más empresas interesadas en invertir si el marco normativo del país fuera otro. Ojalá como sociedad podamos cambiarlo”, concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Excelente descripción de Luis Bameule (h) que muestra el valor del talento, la planificación, la perseveranciaesfuerzo fuerzo, valores que en cualquier país serían motivo de distinciones y apoyo del Estado. Aquí, lejos de acompañar y estimular so le generan desestimulo y perjuicios. Felicitaciones a Luis y todo el equipo que saca agua de las piedras con uñas y dientes.(literal). Los héroes anónimos que nos renuevan las energías de un futuro mejor.
Excelente nota. Conozco mucho esa zona y por ende me tomo el atrevimiento de corregir NORESTE por NOROESTE de San Luis.
Muy interesante lo descrito por Luis Bameule. A pesar de todas las dificultades de la naturaleza y las políticas de gobierno ha sabido salir a delante.
Favor me gustaria saber el e-mail de Luis, a quién hace muchos años conocí en Chile.
atte
Miguel Ponce
Todo lo que han hecho los Bameule, desde el Paty hasta este proyecto en el NW de San Luis, son una demostración de que en Argentina estamos como estamos sólo por la falta de visión de quienes nos dirigen y por la falta de pensamiento de esa mayoría que los eligió, muchos de los cuales ahora se rasgan las vestiduras.
Muy buena nota, gran trabajo de esta empresa.
La potencialidad es real, en la Argentina de zonas extras pampeanas. Estas áreas mal llamadas marginales por (lluvias insuficientes, servicios, infraestructura y decisiones políticas), toman su dimensión cuando se le ponen los recursos necesarios para producir, trabajar, generar riqueza, en definitiva eso es: desarrollo.
La falta de promoción y acompañamiento es real e insuficiente a distintas escalas.
Créditos a valor producto, con períodos de gracia y plazo acorde al negocio de cada zona, para riego por ejemplo. Se pagan solos.
Muchísimas gracias por los comentarios tan alagadores. Para aclarar, estamos cerca de Quines, esto es el Noreste de San Luis, cerca de Villa Dolores, Córdoba. NO el Noroeste, donde no creo que algo así podría hacerse porque las precipitaciones son menores, no hay acuíferos, y los suelos son mucho peores.
Nuevamente muchas gracias a quienes comentaron. Saludos!
Que bueno ver una familia emprendedora. Excelente descripcion de como uno tiene que amoldarse lamentablemente, a las restricciones que pone un pais supuestamente agro-exportador. Muy buena descripcion sobre el presente y hacia donde apuntan. Estuve trabajando 14 años en SdE y se lo dificil de las zonas Marginales, aunque tambien tienen un sabor especial. Felicitacion Luis Bameule (h)