Las lluvias y el desastroso estado de los caminos limitan la oferta ganadera y mantienen firme el mercado. Los compradores esperan una “ventana” de buen tiempo de al menos quince días para que la faena se recupere y los precios cedan.
De acuerdo a los voluminosos encierres de marzo-junio se espera que, a partir de mediados de agosto, si el tiempo lo permite, comience a aparecer un flujo importante de hacienda liviana proveniente de los feedlots, cuyos engordes están atrasados por el barro.
Esto se enmarca en una oferta récord de sustitutos, que al combinarse con exportaciones en retroceso, tanto para el pollo como para el cerdo, determinan un consumo muy alto de carne aviar (46,5 kilos) y de cerdo, cerca de los 17 kilos. El pollo muy barato compite con la carne de vaca, especialmente en las zonas más pobres del conurbano bonaerense.
La exportación se ha beneficiado con la devaluación y el pago de los reintegros, pero gran parte de esa ventaja se ha perdido con la suba del novillo pesado, muy escaso en estos días.
Por Ignacio Iriarte, para la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas.
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