La última edición del boletín trimestral Resultados Económicos Ganaderos, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Minagri), incluye una comparación del costo del kilo producido, con el precio promedio de las categorías vendidas por las diferentes actividades, entre junio de 2010 y junio de 2013. “Se puede observar cómo se fue diluyendo el margen que existía desde mediados de 2010, especialmente en la cría y el ciclo completo, como consecuencia de que los precios de la hacienda no acompañaron los valores de inflación del período”, asegura la publicación.
Para elaborar el costo del kilo producido, los especialistas sumaron los gastos directos (alimentación, sanidad y personal), indirectos (estructura, impuestos y amortizaciones) y el costo de compra de la hacienda, cuando lo hubiere, incluida la comercialización, y lo dividieron por el total de kilos vendidos.
A su vez, para calcular el precio de las categorías vendidas tomaron el promedio ponderado de las mismas para las diferentes actividades, descontando los gastos de comercialización (precios netos).
Modelo por modelo
En la cría se agruparon los modelos de distintas zonas debido a que tenían un comportamiento similar, por lo que el costo del kilo producido es un promedio de los mismos.
Con respecto a los resultados, tanto en la cría como en el ciclo completo “las curvas de costos y precios en los últimos tres años tienden a converger, lo que indica que el ‘colchón’ que existía desde mediados de 2010 ha desaparecido”, asevera el informe.
En la invernada se promediaron diferentes modelos pampeanos que venden novillitos gordos. En este caso, la utilidad fue mucho más acotada que en la cría y en el ciclo completo, presentando el máximo en junio de 2012 y el mínimo en diciembre del mismo año. En 2013, hubo una leve mejora “en parte como consecuencia del abaratamiento del ternero”, explican los técnicos.
Para el engorde a corral se tomó el modelo en que el propietario de las instalaciones compra los animales, los engorda y luego los vende. La actividad tuvo un comportamiento mucho más errático, con rentabilidad nula o negativa en casi todo el período, a excepción de junio de 2012 en que se registra una leve ganancia. “Además, se nota claramente la baja del precio del ternero gordo registrada el segundo semestre del año pasado como consecuencia del exceso de oferta de feedlot”, finaliza la publicación.
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