Se debilita la fase de retención

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Se debilita la fase de retención

2019-01-15T18:51:14-03:0010 de noviembre, 2016|2 comentarios

El análisis del ciclo ganadero suele ser muy complicado, ya que las distintas variables no están permanentemente alineadas, mostrando contradicciones. En ese sentido, en los últimos meses se han venido acumulando varios indicios de aflojamiento en la caída de la faena, como signo de retención de stocks. Este aparente movimiento de inflexión del ciclo puede ser algo pasajero, como ha sucedido reiteradamente. O no.

Con el análisis de la faena de febrero y marzo, desde Valor Carne comenzamos a hacer advertencias acerca de indicios de cambio en sus tendencias.

De hembras y machos

El primer disparador fue la variación interanual de la faena trimestral de hembras. Luego de nueve meses consecutivos de bajas, en febrero mostró una suave inflexión. En realidad, este indicador había presentado reducciones por casi tres años, desde mediados de 2013, con una pausa en los primeros meses de 2015.

Cuando analizamos la faena de abril, creímos que la retención había vuelto por sus fueros pero en mayo debimos anunciar el aumento en el procesamiento de vacas. Y luego, estas advertencias fueron una constante en los análisis de los meses siguientes.

Llamativamente, en medio de estos cambios, la faena de machos comenzó a mostrar tardíamente que sus comparaciones interanuales comenzaban a ceder, es decir, que supuestamente seguían el curso de las hembras. Desde finales de 2015, se presenta una reducción en su ritmo de aumento interanual para pasar luego a una caída, tanto si se la toma en períodos de uno, tres o doce meses. Pero desde julio que este proceso parecería haberse estancado.

Con todo esto, la faena total está llevando un camino más estable. Las comparaciones de a un mes comenzaron a recorrer una pendiente negativa, desde abril de 2015, pero que en los últimos ocho meses está fluctuando entre -12 y -2% (aunque hay que señalar que en agosto fue de +2%). Esto ha llevado a las comparaciones de trimestres móviles a moderarse rápidamente, habiendo pasado de -9% en junio último al -4% de octubre. Las comparaciones tomadas de a 12 meses móviles, todavía están con una inercia de disminución, aunque serán traccionadas por lo que está pasando con los datos de meses y trimestres.

También la participación de hembras en la faena está mostrando indicios de esta aparente inflexión en el ciclo. Luego de una baja fuerte desde la primavera de 2014 hasta este último otoño, cuando pasó de 46% al 40/41%, en los últimos períodos se ha estancado entre 41 y 42%. La evolución tanto sea mensual, trimestral como de a 12 meses está bastante alineada.

A octubre

Para completar la base estadística, los datos de octubre muestran que se despacharon a faena 1,01 millones de cabezas, 2% menos en la comparación interanual y 5% más que en septiembre último. Sin embargo, teniendo en cuenta los días hábiles de ambos meses, la oferta media diaria del mes pasado fue superior en 15% sobre la de septiembre. De todos modos, esta diferencia significativa, favorable a la visión del aumento de la faena, hay que moderarla por el efecto del paro de personal de SENASA de diez días que alteró la llegada de animales a los frigoríficos en el noveno mes del año. En este contexto, la participación de hembras en la faena de octubre fue de 41,7%, en línea con los registros de este año.

Los otros indicadores

Un elemento útil para analizar el ciclo ganadero es el peso medio de la faena, que abierto por categoría, muestra generalizadas bajas, muy suaves en el último año, con lo que todavía no aparecen los animales de mayor peso que supuestamente se estaban reteniendo. Aunque no está de más la aclaración de que estos datos de peso promedio no parecen demasiado confiables. No obstante, es conveniente mencionarlo.

Más allá de muchos comentarios que se oyen en boca de los ganaderos acerca de perspectivas favorables para la actividad, hay elementos que condicionan su intención de aumentar la producción. Mientras el precio de los reproductores está mostrando un fortalecimiento muy interesante en esta campaña, como señal indudable de tales expectativas, el precio de los novillos se ha venido debilitando, por flaqueza de la demanda interna, lo que no resulta consistente con un proceso de recomposición de existencias.

A esto se suma una demanda de exportación que ha logrado, a costa de su rentabilidad, pagar un diferencial por la hacienda trazada, pero que sigue acaparando apenas el 10% del total de la carne producida.

A su vez, los mayores costos incurridos en la actividad ganadera y la muy fuerte presión impositiva sobre los contribuyentes cumplidores también tienen su parte de responsabilidad en la situación. Tampoco es ajeno a estas circunstancias el costo del capital, que excede a la inflación esperada y la escasez de fondos prestables.

El valor de mercado de las existencias ganaderas argentinas es de unos USD35 mil millones. La necesidad de financiamiento para concretar un aumento de su masa, aunque sea pequeño, es de enormes proporciones y no está claro que las actividades agrícolas puedan financiarla como ha sucedido en otras ocasiones.

El desafío de crecer

Por supuesto que algunas de estos obstáculos podrían ser atenuados por una mayor productividad, lo que constituye un renglón de la actividad que está en la columna del debe. Pero esto es una solución que no es posible alcanzar en el corto plazo. Su avance significará, en primer lugar, una ventaja para los productores que lo vayan logrando y después, a medida que se vaya extendiendo, un activo para todo el sector.

Sería una picardía que por falta de sincronización entre la mayor producción, los mayores embarques al exterior, contar con una moneda más competitiva y una presión impositiva más tolerable, se frustrara un proceso de crecimiento en el que muchos tenemos cifradas nuestras expectativas.

Como siempre, habrá  que seguir analizando la trayectoria de las distintas variables para que nos aporten una visión más acertada del futuro y poder tomar las decisiones más convenientes, con la mayor antelación posible.

Por Miguel Gorelik, Director de Valor Carne

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2 Comentarios

  1. Juan Adolfo Lafontaine noviembre 15, 2016 at 4:14 pm - Responder

    Un indicador sencillo y poco utilizado es el valor de la hembra preñada con respecto a su valor carne.
    En mi opinión continúa muy alto, si tomamos como corriente 500 kg de novillo por hembra general,preñada.
    Estimo en 400 a 450 kg, un valor de equilibrio y desciende a 350 o 300 kg en fases de liquidación, a lo que debe agregarse el efecto del valor en U$S en cada fase del ciclo.
    Saludos, Juan Adolfo Lafontaine.

    • Miguel Gorelik noviembre 21, 2016 at 9:52 am - Responder

      Muchas gracias por su aporte, Juan Adolfo.
      Efectivamente, esa relación es un indicador muy útil.
      Contribuye para su baja utilización en los análisis el hecho de que no existen series largas y confiables.
      Cordiales saludos. MG

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