Biogénesis Bagó es la primera firma extranjera autorizada a producir vacunas antiaftosa en China. Para llevar adelante el negocio se conformó una sociedad con el laboratorio chino Hile Biotechnology, que elabora vacunas para aves y cerdos, en la que este último tiene el 60% y Biogénesis Bagó, el 40%. La participación mayor a la mitad del paquete accionario de un socio local es un pedido del gobierno chino, que considera el desarrollo de vacunas antiaftosa como un área sensible.
La planta, que será construida en la región agropecuaria del centro de China, requerirá una inversión inicial de U$S 60 millones y funcionará a pleno en 2016. Tendrá una capacidad de producción de 400 millones de dosis anuales con las que se buscará abastecer el mercado local y exportar a otros países de Asia.
“Llegar a China fue posible por nuestra presencia en mercados como el de Estados Unidos y por la excelencia de la tecnología argentina. Es un premio a la forma de trabajar que tenemos, articulando el sector público y el privado”, afirmó Guillermo Mattioli, Gerente General de la compañía.
El secreto del éxito
“El grupo de fiebre aftosa argentino y sus métodos para elaborar y controlar las vacunas son reconocidos en el mundo”, dijo a Valor Carne el científico Eduardo Palma, de la Red Interinstitucional de Investigación y Desarrollo en Fiebre Aftosa, en la que participan investigadores y técnicos públicos y privados.
La Red se empezó a forjar en 2001, cuando la Argentina sufrió la crisis de la aftosa. Entonces, profesionales del INTA comenzaron a interactuar con los del Senasa, el Conicet y con Biogénesis Bagó, único laboratorio dedicado a la enfermedad que había en ese momento. La Argentina había dejado de vacunar y la empresa era depositaria de los antígenos del Senasa para hacer vacunas en casos de emergencia.
“En un tiempo récord, en marzo de 2001, se identificó el virus que circulaba en el país, el A 2001, y se lo incorporó a la vacuna. En ningún país del mundo podían entender como se puedo hacer todo tan rápido. Se salió a vacunar y muy pronto se controló el mal”, recordó Palma, quien en ese momento era el responsable de aftosa del INTA.
La experiencia llevó a tomar conciencia de que la única manera de superar problemas era la tarea conjunta. “Había que trabajar seriamente, cada cual con su mejor saber, poniendo todos los recursos posibles. El desafío fue respetar los objetivos de cada participante ya que los de una empresa son diferentes a los de un organismo de investigación y más aún a los de uno de control”, señaló. Sobre esa base, se fijaron metas comunes: utilizar la tecnología lo más nueva posible, haciendo foco en la calidad de los procesos y productos, recuperar la capacidad científica tecnológica y modernizar el laboratorio del Senasa dotándolo de gente e infraestructura.
“El resultado es que hoy el grupo de fiebre aftosa argentino es uno de los más fuertes del mundo. Entonces, no sorprende que Biogénesis Bagó haya podido entrar al mercado chino, así como antes lo hizo en Estados Unidos, algo muy difícil, donde es la única firma que puede comercializar vacunas en caso necesario”, aseguró.
Las vacunas que el laboratorio fabricará en China serán diferentes a las que se usan localmente porque los virus que circulan en el país asiático son otros. A su vez, la Argentina tiene estándares muy exigentes en cuanto a métodos para evaluar si son efectivas, inocuas y puras, y los cumple, por eso la confianza de otras naciones.
Para Palma, que Biogénesis Bagó haya llegado a China es trascendente para la ganadería argentina ya que pone de manifiesto que el sector empresarial, el científico y el de contralor pueden cooperar para lograr el beneficio común. “El éxito es de la empresa, porque ellos hacen todas las gestiones, pero con un apoyo científico importante. Eso hace que de alguna manera todos nos sintamos orgullosos”, finalizó.
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