En los últimos días se difundieron novedades en distintos frentes en materia de acuerdos de libre comercio. Por un lado, los negociadores del Mercosur y la Unión Europea (UE) hablaron abiertamente de la posibilidad de concluir el acuerdo antes de fin de año. Sin embargo, el mundo sigue andando y, con el avance de la asociación comercial entre la UE y Japón, cuando la carne del bloque sudamericano logre llegar al país nipón, ya habrá otro competidor con mejores condiciones de acceso. A esto se suman las conversaciones para un acuerdo entre la Alianza del Pacífico y Nueva Zelandia, importante agroexportador que podría ingresar con sus carnes en forma más competitiva a plazas naturales para el Mercosur. En fin, un conjunto de temas estratégicos que implican grandes desafíos para la carne argentina y la de sus socios regionales.
Mercosur-Unión Europea
La semana pasada se dio un encuentro, en Madrid, entre los cancilleres de los cuatro países del bloque regional con la comisionada de Comercio de la UE, en el que se pasó revista al progreso de las propuestas y se habló abiertamente de la posibilidad de concluirlas antes de fin de año, luego de 18 años de negociaciones, con largos paréntesis de inactividad.
El canciller argentino llevó la voz cantante en nombre del Mercosur, ya que la Argentina ocupa la presidencia pro-tempore en este semestre.
También en la misma semana se reunió en Bruselas el Comité de Negociaciones Birregionales Mercosur-UE. Se adoptó el compromiso de avanzar rápidamente para terminar el trabajo. Habrá una nueva sesión a principios de octubre en Brasilia y se agregará otra reunión a principios de septiembre, en Bruselas.
No son pocos los obstáculos que existen para cumplir con ese plazo. Hay muchos temas que todavía están lejos de convenirse. Las expectativas del Mercosur en materia de acceso para productos agropecuarios cruciales (carne, lácteos, azúcar y biocombustibles, incluyendo el etanol) son importantes y no parece sencillo imaginar las soluciones. Del mismo modo, del lado europeo con aspiraciones en materia de otros temas sensibles para ellos (acceso de ciertos productos, denominaciones de origen, compras gubernamentales, etc.).
A estas dificultades, que se arrastran desde el mismo inicio de las negociaciones, hay otras que caracterizan la situación presente.
El involucramiento de la UE en las negociaciones para la salida de Gran Bretaña, un tema de altísima importancia para el bloque europeo, distrae su capacidad de recursos para la negociación, aunque el cierre del acuerdo con Japón (ver más abajo) muestra el interés europeo en avanzar en este campo.
Desde el punto de vista político, el nuevo gobierno francés concita una gran incertidumbre. Si bien el presidente Emmanuel Macron representa un cambio importante sobre sus predecesores, no se conoce cuál será su posición como líder de la nación más agroproteccionista de Europa, que además está en el podio de las mayores economías comunitarias.
Por otro lado, la debilidad del gobierno de Michel Temer sirve de argumento para aquéllos que no quieren un tratado, pero también se trata de una dificultad real para Brasil, el país con el mayor mercado sudamericano.
Desde el lado del optimismo, además de las declaraciones bilaterales de la comentada reunión de Madrid y del agregado de una reunión extra del comité negociador, se ubican las declaraciones del presidente Macri tras la reunión del G-20 en Hamburgo. A pesar del frustrado encuentro con el presidente francés, Macri afirmó que éste se comprometió a hacer avanzar el acuerdo, al tiempo que informó que recibió apoyo en ese propósito por parte de los líderes de Alemania, España e Italia.
Unión Europea-Japón
En la última semana se dio a conocer el acuerdo de asociación económica entre ambos, JEEPA por su sigla en inglés, que se venía negociando desde hace cuatro años, con todas las características de un acuerdo de libre comercio. La UE lo llamó el principal acuerdo bilateral firmado por el bloque.
Del lado europeo, destacaron el impacto positivo que va a tener sobre las exportaciones europeas de carnes, vacunas y porcinas, con bajas de aranceles y reconocimiento de las denominaciones de origen.
Para la carne vacuna, el arancel general del 38,5% bajará de inmediato a 27,5% y, en 15 años, llegará a 9% en forma gradual. Habrá una salvaguardia por la que no se podrá superar cierto volumen. En 15 años, si la salvaguarda no se ha usado en cuatro años consecutivos, desaparecerá. Europa no es actualmente un importante exportador de carne vacuna a Japón. Pero en menudencias, renglón en el que vende activamente lenguas y otros órganos, el arancel será reducido fuertemente desde el inicio y llegará a cero en 11 a 13 años.
Con estos avances, cuando la carne del Mercosur llegue a las costas japonesas, ya habrá otro competidor con mejores condiciones de acceso.
En cuanto a la carne de cerdo, rubro en el que Europa le vende a Japón casi tanto como los EE.UU, alrededor de USD 1,5 mil millones por año, los aranceles serán reducidos hasta en un 90%, a lo largo de unos años. En el futuro, si el Mercosur no lograra acuerdos, será un obstáculo muy grande para Brasil, uno de los principales exportadores mundiales de carne porcina.
El sector cárnico de EE.UU. mira con desazón esta nueva asociación económica, porque había logrado ventajas similares a través de la Asociación Transpacífica, de la que se retiraron a poco de comenzar la Administración Trump.
Alianza del Pacífico-Nueva Zelandia
También en esta semana, el gobierno neozelandés anunció el inicio de negociaciones con el bloque formado por México, Colombia, Perú y Chile, denominado Alianza del Pacífico.
Si bien desde el lado de la sumatoria del tamaño de las economías de los cinco países implicados (sólo México tiene una dimensión respetable) no da para llenar los titulares de la prensa mundial, representa un mensaje muy elocuente para el Mercosur. Una amenaza.
Nueva Zelandia, agroexportador de importancia, puede llegar con sus carnes, lácteos y demás en mejores condiciones de competitividad a los países importadores de la Alianza, que deberían ser plazas naturales para los productos del bloque regional .
En definitiva, es un recordatorio más (de tantos!) para que el Mercosur empiece a trabajar seriamente en un tema que tuvo abandonado por demasiados años.
En un clima mundial que se ha impregnado de una visión contraria al comercio libre, desde que Donald Trump asumió la presidencia, estas noticias parecen ir contra corriente pero es el tipo de señales a las que nuestros países y, especialmente el sector de la carne, debe estar más que atento.
Por Miguel Gorelik, Director de Valor Carne
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