Los despachos a faena de la Argentina totalizaron 967 mil cabezas en septiembre, marcando bajas del 8% en relación a agosto y del 11% en la comparación interanual.
La participación de hembras en el procesamiento fue de 41,5%, cuatro décimas menos que en agosto pero igual a la de hace doce meses atrás. A su vez, el acumulado de 12 meses alcanza a 41,3%, dos décimas más alto que el mínimo para ese mismo plazo que se observó en abril, junio y julio.
Como venimos comentando desde Valor Carne, la faena de hembras, tomada de a trimestres móviles, ha estado atenuando su reducción, desde el -15% interanual a enero al -5% del mes pasado. En el mismo sentido, desde hace cinco meses que se ubica por encima de la variación interanual tomada de a 12 meses móviles, lo que podría indicar el inicio de una fase con mayor faena.
También podría ser algo pasajero, ya que ninguna de estas trayectorias es lineal sino que tienen muchas alzas y bajas.
En cambio, la faena de machos, tomada tanto de a trimestres como de a años móviles, ha entrado plenamente en terreno negativo, aunque mucho más cerca en el tiempo, contrariamente a la mayor debilidad que se nota con las hembras.
Esto determina que la faena total, que muestra comparaciones interanuales negativas, también haya enlentecido su camino hacia la disminución (o hacia la retención de animales).
¿Tendencia o coyuntura?
Si bien la faena de septiembre, con las caídas mencionadas, le vuelve a dar un poco de optimismo a la fase de retención, parece un poco prematuro ponerse demasiado contento.
En ese sentido, cabe destacar que la operatoria estuvo bastante condicionada por el paro de diez días de los funcionarios del Senasa, que afectó buena parte del movimiento de hacienda, inclusive en su camino al frigorífico.
Resulta recomendable esperar a tener los números de octubre para saber si tales bajas (intermensual e interanual) constituyen una trayectoria firme o si fue el resultado de las señaladas interferencias en el comercio de ganado.
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