Según Ignacio Iriarte, los últimos aumentos en el precio de la hacienda resultan sólo una recuperación parcial de lo perdido en términos reales en los últimos tres años. Y esto marca claramente cuáles son los límites que podemos esperar si el mercado va a ser protagonizado sólo por el consumo interno.
Con las subas, el novillo se ubica en términos reales a medio camino entre los valores de ruina de fines de 2009, después de la brutal liquidación, y los récords históricos de hace dos años y medio, en que se inició la retención. Pero luego, mientras la oferta se recuperaba, los precios se fueron erosionando por la inflación y la suba de los insumos, a la vez que los volúmenes exportados iban declinando, mes a mes.
Si bien se han recuperado sólo tres de las diez millones de cabezas perdidas, la carne ya no es un producto escaso en la Argentina, ubicándose en el nivel promedio de las últimas tres décadas. Y la actual exportación del 6% es insuficiente para que haya cierta competencia en el consumo interno. Por lo tanto, es difícil esperar una suba significativa en los precios del novillo. Para ello, sería necesario que se recupere la rentabilidad de la exportación y que la misma represente al menos el 10/12% de la producción, en una primera etapa.
Hace tres meses se había prometido que las retenciones se reducirían y que se restauraría el régimen de devolución de impuestos suprimido a fines de 2005. Esto hubiera significado una mejora en el tipo de cambio neto superior al 15%, lo que agregado a la aceleración del ritmo devaluatorio podría significar una mejora importante en el nivel de exportaciones. Pero la medida quedó en un limbo y con sólo un mayor ritmo devaluatorio la situación actual de crisis no se revierte.
A normalizar el mercado!
Informe Ganadero, 27 de diciembre
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