Mercosur-UE: hora de definiciones

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Mercosur-UE: hora de definiciones

2019-01-15T18:45:40-03:0021 de septiembre, 2013|2 comentarios

A fines de septiembre, la Unión Europea y el Mercosur deben presentar sus ofertas con el fin de concluir las dilatadas negociaciones para cerrar un acuerdo de libre comercio, lo que significaría un gran avance para la cadena cárnica regional.

La iniciativa se lanzó en 1999, momento en que la UE estaba formada por 15 miembros, pero se estancó en 2004, cuando ambos bloques consideraron que la propuesta comercial de su contraparte era insatisfactoria. Si bien se retomó en 2010, al continuar la puja entre  posturas proteccionistas y de apertura de mercados, los avances fueron insignificantes.

En lo que respecta al Mercosur, el cambio más notable es que recientemente Brasil empezó a mostrarse más proclive a la firma del tratado, quizás por la fuerte caída en su tasa de crecimiento económico y por la mayor importancia que muestran los agronegocios en la dinámica del gigante sudamericano.

Haciendo historia

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Europa profundizó sus trabas al ingreso de productos agropecuarios, con el propósito de proteger a sus agricultores para lograr el autoabastecimiento alimentario, una situación que se agravó con la creación del Mercado Común Europeo en 1957.

No obstante, con las reformas de la Política Agrícola Común (PAC) de 2000 y 2003 se desacoplaron los subsidios de los volúmenes producidos, lo que tuvo un impacto favorable sobre el comercio, en particular de la carne vacuna, a pesar de que el rubro siguió teniendo altísimas barreras arancelarias. En este contexto, la UE se amplió a 28 miembros, incorporando países que apenas se autoabastecían de carnes por lo que las perspectivas para el producto sudamericano resultaban mucho más interesantes.

Así lo entendieron las principales organizaciones de ganaderos y frigoríficos regionales, que en 2004 formaron el Foro Mercosur de la Carne y fijaron su objetivo para el acuerdo: una cuota de 325 mil toneladas libres de aranceles, además de las existentes, lo que fue aprobado por los negociadores oficiales. También generaron un mecanismo de distribución interna de esa futura cuota, logro que casi nadie apostaba que se alcanzaría.

La visión argentina

El proteccionismo que prevaleció en la dirigencia política y empresaria local durante muchas décadas, llevó a que se miraran mucho más los costos del acuerdo (apertura de mercados y rebaja de aranceles para manufacturas industriales) que las ventajas en materia de comercio exterior, inversiones y generación de empleo.

Sorprendentemente, un sector que tiene mucho más para ganar que para perder, como la industria de alimentos, nunca puso gran énfasis en avanzar en el tema, tal vez por el progresivo aislamiento comercial del país, algo relacionado con la pérdida de competitividad de los últimos años, entre otros motivos.

En síntesis, desde el inicio la Argentina y Brasil se mostraron más inclinados a postergar cualquier avance en la negociación con la UE a favor de sus posturas proteccionistas. En cambio, Uruguay y Paraguay fueron proclives a la concreción, en función de sus balances más positivos entre ventajas y desventajas.

Los cambios en el Mercosur

Últimamente, Brasil empezó a mostrar interés en cerrar un acuerdo y no fueron pocas las especulaciones en torno a una estrategia de jugarse solo, siempre negada oficialmente, aunque alimentada por la reciente firma de un acuerdo de asociación estratégica con la UE.

Un elemento disparador de esta situación fueron las declaraciones del canciller brasileño -publicadas por el Financial Times, un mes atrás- sobre la posibilidad de que los países del Mercosur apliquen diferentes velocidades en la implementación del tratado.

Es decir, todos sus miembros deberían firmar el acuerdo marco con la UE pero posteriormente cada uno presentaría su propuesta y calendario de desgravación arancelaria al tiempo que recibiría de forma recíproca el esquema de la contraparte. O sea que aquellos países que estén dispuestos a abrir más su mercado para los bienes y servicios europeos recibirán un acceso más amplio al Viejo Continente.

El avance de los otros

Mientras el Mercosur y la UE llevan años debatiendo cómo alcanzar el acuerdo, muchos países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Chile, Perú, México, Japón y China, avanzaron a paso firme en materia de tratados binacionales o birregionales de libre comercio, refrendados por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Por su parte, la UE rubricó más de 30 acuerdos, por ejemplo con México, Chile, Corea, Albania, Egipto y naciones de América Central. Se podrá aducir que ninguno de ellos representa un reto al protegido mercado agrícola europeo, pero el argumento se desbarata ante el reciente anuncio de que iniciará negociaciones con los Estados Unidos, primera potencia agrícola mundial, para arribar a un tratado de libre comercio.

En tanto, el Mercosur sólo logró cerrar acuerdos con Israel y Jordania. De ahí, que en la medida en que el resto del mundo siga avanzando en este tipo de estrategias, el bloque regional resultará más aislado y mucho menos competitivo frente a otros exportadores que tendrán importantísimas ventajas arancelarias.

Estamos a tiempo de que la Argentina rectifique su rumbo comercial frente al inminente intercambio de ofertas entre los bloques. Quedarse rezagado en un grupo de menor velocidad sería un error estratégico que se pagará caro, aunque tal vez la sociedad tarde en reconocerlo. En tanto, las oportunidades que traería aparejado un entendimiento más amplio son enormes para el país y significarían un verdadero paso adelante para la cadena cárnica.

Por Miguel Gorelik, Director de Valor Carne.

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2 Comentarios

  1. HMR septiembre 22, 2013 at 8:38 am - Responder

    Gracias, Gorelik, por la claridad y contundencia de la propuesta. Habiendo probado el escalon final del proteccionismo con escaseces diversas (carnes, trigo, energia, insumos, finalmente, inteligencia) es hora de ayudar a los argentinos para que desoigamos esos cantos de sirena. los intelectuales formados en los principios eticos de la libertad economica y por ende politica somos quienes debemos ponernos al servicio con toda nuestra voluntad. Y los empresarios no cortesanos ni beneficiarios del status quo deben enfrentar su primera responsabilidad social: no adaptarse sino luchar por el bienestar general que provoca el libre comercio

    • Miguel Gorelik septiembre 22, 2013 at 5:58 pm - Responder

      Gracias, HMR, por el aporte.

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