Lo más novedoso del trabajo de investigación "La adopción de tecnología en la Cuenca del Salado" es que pone en evidencia que hay que empezar a tener en cuenta el perfil del productor a la hora de la extensión. Al fin y al cabo son las personas quienes toman las decisiones, quienes deben entender las tecnologías, evaluar su impacto y llevarlas a la práctica en beneficio de sus empresas.
Lejos de lo que se venía pensando, el tamaño del establecimiento y la cantidad de vacas no explican el grado de adopción de tecnología. Hay productores chicos que hacen destete precoz, realizan entore de vaquillonas de 15 meses y confeccionan silos. Y por el contrario hay grandes empresas, que mantienen el servicio de los toros a lo largo de todo el año.
La tecnología se adopta cuando el productor comprueba realmente su resultado económico, evaluando cuánto le cuesta y cuál es el beneficio. Los de punta ven rápidamente la magnitud del cambio y eso es lo que los lleva a innovar. Pero hay otros que no ven esa potencialidad.
Muchas veces los profesionales explicamos muy bien el proceso de una tecnología pero no sabemos comunicar cómo mueve los números de la empresa. Si un productor deja de vacunar “porque no me dio resultado” quiere decir que no ve que el costo de un plan sanitario es de 3 ó 4 gaseosas por vaca por año. Eso hay que transmitirlo con claridad.
El otro aspecto que hay que tener en cuenta es que la falta de personal es limitante para algunas tecnologías. Adoptar el pastoreo rotativo y el silaje, por ejemplo, no pasa sólo por una cuestión económica sino por la disponibilidad de gente capacitada. En esto sí la escala es importante, ya que en los establecimientos más pequeños es el mismo productor quien debe ocuparse de esa tarea además de administrar su empresa.
Como autocrítica pienso que los profesionales debemos tomarnos el tiempo de mostrar los beneficios económicos que trae adoptar una tecnología más que la receta de cómo hacerla. Por ejemplo, a veces vamos a charlas de inseminación artificial a tiempo fijo y nos describen la metodología pero no detallan cuánto se gana por lograr un mayor peso al destete, producto de la concentración de la preñez y las pariciones más tempranas. Los profesionales debemos poner más énfasis en conocer el impacto de la práctica y comunicárselo al productor.
Una cuestión que dificulta la adopción de tecnología es que la ganadería es más artesanal y más difícil de hacer que la agricultura. Y a diferencia de ésta, no existen empresas líderes de semillas y agroquímicos que promuevan la puesta en marcha de paquetes tecnológicos, brindando know how y, mucho menos, financiamiento.
Los profesionales debemos adaptar nuestro mensaje al perfil del productor, conocerlo más y no pensar tanto en la cantidad de animales que tiene. No es lo mismo hablar con un empresario de punta o un adoptador temprano que con un productor tradicional que requiere mayores explicaciones. En nuestra tarea hay un gran desafío, tenemos una enorme responsabilidad en la mejora de la ganadería.
Por Federico Santángelo, Consultor en ganadería y tutor de la investigación “La adopción de tecnología en la Cuenca del Salado”.
Excelente síntesis. Necesitamos más trabajos sobre transferencia de tecnología
Se asume que la tecnología es única, y es la que se adapta a los "productores de punta" maximizadores de beneficios.