“En los últimos años, preveíamos que habría cambios en las políticas hacia el sector después de una década tan mala, y nos fuimos preparando. En 2014, iniciamos un plan de inversiones por U$S 50 millones hasta 2016, para reconvertirnos y ganar eficiencia y productividad. Hoy, con las nuevas reglas, las perspectivas hacia adelante son otras”, planteó a Valor Carne Gustavo Kahl, CEO de JBS Argentina, primera procesadora de carne vacuna del mundo.
La compañía entró en el país en 2005 y llegó a contar con seis frigoríficos, un centro de distribución y una fábrica de envases de hojalata. “Fuimos creciendo hasta faenar 800 mil cabezas anuales. Pero, con las regulaciones a la actividad exportadora, hubo años muy duros para la empresa y finalmente se decidió achicar el negocio”, recordó el ejecutivo. En tal sentido, a partir de 2010/11, se vendió la planta de San José, Entre Ríos, y se inactivaron otras cuatro. Sólo quedó operativa la fábrica de Rosario, Santa Fe, que años atrás había sido modernizada, ampliando su capacidad para elaborar carnes en lata y cortes cocidos y congelados, rubros de alto valor agregado destinados a los Estados Unidos, Europa y África, en los cuales la firma tenía una gran experiencia.
“A partir de 2012 se refundó el negocio. De ser una empresa con foco en la faena de todas las categorías de vacas, fuimos migrando hacia una integración más ‘carnicera’, introduciendo mayor proporción de novillos, hasta llegar a un 50% machos y un 50% hembras. Esto implicó cambiar la infraestructura industrial”, contó Kahl. Y explicó: “discontinuamos las líneas de enlatados y cocidos, seguimos exportando carnes frescas y nos abocamos de lleno al mercado interno, incluso agregando valor y calidad, esta vez, por el lado de las hamburguesas, salchichas y empanados, entre otros. La idea es tener un portfolio cada vez más amplio para potenciar nuestras marcas y disminuir riesgos”.
El plan de obras y mejoras operativas pronto empezó a mostrar resultados. “Ya en 2015, faenamos en un único frigorífico el equivalente a lo que en años anteriores se hacía en dos”, aseguró. También, se aumentó la capacidad de la mayoría de las líneas, tanto de desposte, como de productos elaborados; se hicieron dos nuevas salas de empaque, automatizadas, y actualmente se está trabajando en un túnel para congelar más de 300 toneladas por día. “Además, invertimos en formación del capital humano, que es fundamental para hacer las cosas mejor. Incluso, incorporamos nuevos profesionales a nuestro equipo. Hoy, tenemos 2.000 empleados”, detalló.
Los próximos pasos
Así las cosas, en 2016, la planta de Rosario llegará a contar con una capacidad de faena de 2.200 cabezas por día. “Ya es la mayor de la Argentina y, con la ampliación en marcha, pasará a ser una de las más importantes de Sudamérica”, reveló Kahl. Y anticipó: “vamos a continuar con el abastecimiento de carne al mercado interno, que forzosamente tuvimos que aprender, y aumentar nuestra participación en el segmento de valor agregado”. En tal sentido, hasta diciembre último, la facturación de JBS Argentina había logrado un buen balance: un tercio provenía de la exportación, otro tercio de la carne para el mercado interno y el restante de la venta de productos elaborados.
Los próximos pasos de la compañía se programarán en función de la disponibilidad de ganado. “Una vez que hayamos colmado la operatoria en Rosario y haya más oferta de hacienda, gradualmente, reabriremos las otras plantas, pero no vemos esto antes de 2017. Por ahí, salió en algún medio que sería algo inmediato, pero no es así”, aclaró.
Para JBS, contar con frigoríficos distribuidos en importantes regiones ganaderas, como el de Colonia Caroya, Córdoba, y el de Venado Tuerto, Santa Fe, además del de Rosario, contribuirá a aprovechar oportunidades. “Con las nuevas reglas oficiales, habrá una vuelta a la recría para agregar más kilos por cabeza. Y nosotros estaremos mejor posicionados para dar respuesta a la paulatina reactivación de la producción de hacienda pesada, incluso en zonas extrapampeanas”, argumentó Kahl.
Otra cuestión estratégica es retomar los modelos de articulación con los productores para brindar previsibilidad al negocio. “Estamos conversando con varios grupos de recriadores para definir qué tipo de hacienda vamos a necesitar y en qué momento de año. La visión es amplia: desde comprar terneros y capitalizarlos hasta asegurarle a quien toma el riesgo la adquisición de lo producido. Todavía no tenemos una receta, en un par de meses habrá algo más armado, sí podemos decir que serán iniciativas a medida”, indicó. Y ejemplificó: “apuntaremos a un novillo Hilton y a uno para los Estados Unidos, cuando el destino se habilite”.
En definitiva, la reingeniería que llevó adelante JBS en la Argentina frente a los avatares de la última década, es una muestra de su vocación por mantenerse en el país. “Operamos en los principales mercados del mundo donde se produce ganado bovino, compramos todas las categorías de hacienda y estamos abiertos a todos los negocios. Somos confiables y transparentes, los invitamos a conocer nuestra planta, nuestros productos y nuestra gente”, finalizó Kahl.
Por Liliana Rosenstein
Editora de Valor Carne
Felicitaciones por el trabajo, desarrollo y crecimiento que están teniendo. No debe haber sido nada fácil haber podido sobrevivir a las políticas gubernamentales erráticas y negativas para el sector de los últimos 10 años.
Todas las empresas ganaderas pasaron por el proceso de reconversión que describe el CEO de JBS, ahora estamos en fase de crecimiento saliendo del pesado letargo, la esperanza es que encontremos un nivel de excelencia y eficacia que nos ponga en competencia con todos los grandes jugadores del mundo.
Es sumamente interesante informarse sobre los planes y reeingeniería de uno de los principales consumidores de hacienda vacuna como materia prima. Pero los productores todavía no vemos un rumbo claro hacia donde va nuestra producción, la exportación no termina de arrancar y el valor del consumo interno sigue mas o menos "planchado" dependiendo el mismo fundamentalmente del estado de salud de los bolsillos de los consumidores .
Es alentador y en cierta medida tranquilizador saber que grandes empresas que otrora se achicaron vuelven a planificar positivamente de cara al futuro.
Los productores están listos y esperan señales claras , creíbles y confiables para comenzar a salir de su estado de desconcierto y por ende de invernación para pasar a producir lo que la industria demande con planes de continuidad y a valores realistas que a pesar de los asfixiantes costos permita que la actividad sea un negocio coherente para ambas partes.
Estimado Gustavo, gracias por sus comentarios. Las primeras señales ya fueron dadas. No más retenciones, un dólar libre y no más ROES. El precio de la hacienda para exportación se irá ajustando a medida que se abran nuevos mercados y se logren mejores negocios. Argentina debe volver a ser protagonista en el mercado mundial de carnes y eso debe traducirse en mejores condiciones para toda la cadena.
Saludos,
Jorge Ballesty – Gerente de Compra de Hacienda JBS Argentina
Estimado Jorge, los felicito por la nota y la apuesta en un mercado, que comparto, ha empezado a dar señales claras donde se avecina un escenario de negocios largo plazo para las partes intervinientes en la cadena otorgando un horizonte mas previsible del que nos veníamos manejando. Nosotros estamos enfocados en la recria de ese animal que menciona en la nota desde hace mas de 5 años, por tal motivo me gustaría poder ponerme en contacto con usted para comentarle lo que hacemos y ver que posibilidad de sinergia le encontramos al sistema.
Muchas gracias
Perdonen señores lectores pero me faltaba agregar mi punto de vista sobre un concepto, quizás el mas interesante, que es el de poner en marcha la relación vertical de la cadena de ganados y carnes , proyectando con productores directamente el negocio hacia el futuro. La intervención del gobierno o instituciones afines pueden ser interesantes pero no deben pasar del apoyo y la colaboración para con los principales actores del negocio. Soy consciente que esto hasta ahora es una utopía que nunca se pudo llevar a cabo por muchas y diversas ra$ones, pero es hora que también en este punto aceptemos una reingeniería.
Como todo proyecto hay que definir cual es la tasa de retorno esperada y en que plazos. Tal vez eso no esta expresado porque aún, a 100 días de una nueva gestión gubernamental, que tiene como rasgo un cambio de paradigma sumamente visible en el concepto no sólo de política económica y prioridades y en materia de desarrollo económico, resulta "casi de adivino" establecer cuál ha de ser la tasa de interés de referencia. Habrá que esperar como es el "día después" de la resolución del conflicto con los "holdout" y cuál ha de ser el modelo de acumulación en el sector pecuario para evaluar quienes, de que modo y bajo que niveles de rentabilidad llevarán adelante el necesario crecimiento del rodeo.
Estimado Carlos: le agradecemos el aporte, que tiene un enfoque poco usual pero no por eso poco interesante.